Una achatada máscara de bizca Tortuga Ninja te mira burlona desde su alcayata en la pared.
Post-lluviosa paleta de colores de gasolina aguada en un minipantano urbano.
Cuadros inclinados, bombillas autodestructivas, ruidos huerfanos y KC and the Sunshine Band hasta el infinito.
Una húmeda camisa negra, con tantas finas listas blancas que parece gris, hecha trapos siameses, colgada de una rama de frondoso chaparro.
Decenas de cigarrillos colmaban un diminuto cenicero, testigos de una tarde sombría. Una alianza relucía entre las lúgubres cenizas.
El reloj de bolsillo cuelga cadenoso de mi estantería, haciendo un voyvengo con el ventilador del techo.
La inclinación del eje planetario es el correcto. La fecha es la correcta. La hora es la correcta. El clima es el adecuado. La Tierra es roja como Marte. Marte es rojo como la sierra.
Endecasílabo en tinta fresca. Manchurrones de manitas. Adios, poema; hola, garabato de hijo de poeta.
El cuarto retumbaba a la par que un pelo saltaba sobre la piel de un bombo que periódicamente tronaba.
Un diciembre oscuro y sombrío, triste, lloraba aquella tarde pálida y gris a lágrima viva.
Un estriado castillo de arena se alzaba, imponente, recortándose en un claro y azulado horizonte. El niño sonreía, orgulloso, todavía con el cubo de basura en la mano.
No sabía muy bien cómo, pero mientras bebía, asustada, aquella gaviota veía llover en dos direcciones.
Hay un chimpancé vestido de tirolés abrazado a una maqueta del Empire State Building.
Y ellas, titilantes, se miran presumidas en un plateado y ondeante espejo, alumbrado por la luz de su rechoncha madre.
Eso es el Sol reflejándose en el mar; reflejándose en la atmósfera; reflejándose en la ventana del edificio de enfrente; reflejándose en un coche; reflejándose en el CD que su madre usa de espantapájaros; bailando en la pared.
El cactus bondadoso riega el desierto con su herida de bala perdida.
Cien árboles de barras, varillas y alambres enredan cancerígena información invisible en los tejados, mientras tintinean al sol y a una única nube tormentosa en la lejanía.
Teléfono descolgado, pende, balanceándose, del borde de la mesa. Gritos provienen de él.