Cadáveres bellos yacen sobre apuntes devora-almas en el templo del tedioso conocimiento arcaico.
Batman, en las alturas, agazapado sobre la gárgola, escuchando el partido.
Un zángano liba incansable, desesperado, una flor de madera buscándole alimento a su avariciosa, marimandona reina.
Un silbato verde, una flor de metal y un minicandado de viaje son custodios de una funda de Ipod demasiado usada.
Mirada caída, cansada. Nordic Mist. Penumbra de tarde.
Y un marco sin foto.
Para una parte, fundamentalmente es una fosa común de tocho-fósiles impertinentes. Por suerte, para otros es un hogar, un refugio.
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