Cae un telón de lágrimas celestes, quién sabe si auguran alegría o desdicha, que cierra un acto de vida y da comienzo otro.
Ovalada tierra paradisíaca de oro perlado con gemelas e irisadas incrustaciones esmeralda y esponjosos y tentadores fortines de rubí custiodiados por erguidos guardianes nacarados, enmarcada por una ondulada y resplandeciente cascada de ónice.
Camina a mi lado, blanca, reluciente, con el mentón por delante y los ojos cerrados, cargando pilas con el sol a través de su escote. Y sonríe, pero no sonríe; es la forma de su cara.
Tantas cicatrices en tu piel como errores por cobardía y debilidad cometidos. Tantas marcas por no defender tu instinto de bienestar, tanta nostalgia falsa por falsas ilusiones de quitaypon. Tanta admiración como falta de criterio. Tanta mirada zalamera como ojos tapados. Tanto rojo tapando castaño como tanto azul tapando negro desteñido. Tanta tú como tan poca tú.
Química concentrada en redondo, en tabletas de dieciocho, que ayuda a perseguir la inmortalidad.
Medialunado edificio sevillano con amplias capacidades amplificadoramente musicales.
El globo terráqueo se ha caído, se ha roto y ha puesto el suelo perdido de paralelos, meridianos, letras, agua salada, arena, minipeces, minicorales, miniballenas, minitortugas, minitesoros, minibarcos naufragados...
Una holabuenasnoches de caramelo, acariciando un labrador polar, en el rellano de mi casa.
Una legión de soldados romanos almuerzan, fuman y beben sentados en sillas plegables.
Chincheta amarilla, hija de la grandisima puta, en un asiento del autobús.
Bebé de 14 meses se convierte en Benjamin Button tras pasar una hora metido en la bañera.
Krypton ilumina la habitación con 75 vatios de ecológica blanquipotencia.
Cajita verde. Arriba reza: "Toallitas de cloroformo". En medio: Un puño con el pulgar alzado. Abajo: "Por fin algo útil".
El Sol le pega fuerte al Reloj de Cuerda. El Reloj de Cuerda le pega fuerte al Digital.